Desde la última década, muchas empresas centradas en el contenido se han adentrado completamente en el mundo digital. Este cambio las ha ligado a plataformas gestionadas por empresas tecnológicas o las ha hecho depender de grandes corporaciones tecnológicas.
Por ejemplo, toda la existencia de un YouTuber depende de YouTube, del mismo modo que quienes financian su contenido a través de Facebook dependen fuertemente de la plataforma. Asimismo, las personas que tienen una gran audiencia en Instagram están entrelazadas con esta plataforma. Es notable el cambio profundo en la nomenclatura: Estas plataformas se han vuelto tan inseparables que hoy llamamos a las personas “YouTubers” en lugar de “video-periodistas” y explicamos casualmente que lo hacemos “por el dinero”.
En esta era digital, la dinámica de la cadena de suministro tradicional ha cambiado significativamente. La creación de contenido ahora se lleva a cabo predominantemente directamente en y para estas plataformas, en lugar de crear contenido con los componentes de plataforma subyacentes que operan de manera discreta.
Así, personas normales con negocios normales pueden usar estas plataformas, sin experiencia en marketing, para promocionar su trabajo y centrarse solo en la creación de contenido. Esto los libera de la carga de los aspectos técnicos complicados de la producción de medios, por lo que estas plataformas han reducido drásticamente las barreras de entrada para la producción de contenido, lo que tiene tanto impactos positivos como negativos en los consumidores.
No obstante, es esencial ser consciente de los riesgos significativos asociados con el uso de estas plataformas, especialmente el peligro de perder tu trabajo porque cambien las condiciones.
Imagina, por ejemplo, que te despiertas y descubres que tu cuenta de YouTube, que tenía decenas de miles de suscriptores, ha desaparecido inexplicablemente. O peor aún: te das cuenta de que tu página de Facebook o perfil de Instagram ha sufrido un destino similar. En un abrir y cerrar de ojos, tu fuente de ingresos y tu trabajo han desaparecido.
También puede suceder que estas plataformas introduzcan cambios algorítmicos que conduzcan a una pérdida de tráfico o ingresos. Por ejemplo, si la página de Facebook de una persona se estanca durante un período prolongado en alrededor de 12,600 seguidores, quizás no sea un problema si el enfoque está en la calidad y no en la cantidad de seguidores. Sin embargo, para aquellos que dependen del crecimiento numérico, tal situación podría resultar problemática. Imagina si YouTube redujera los pagos a los creadores de contenido en un 30%.
Algunos críticos dicen que YouTube quizás esté muriendo
No solo es que YouTube esté inundado de contenido de baja calidad, cebos de clics y publicidad. No solo es que la plataforma, antaño innovadora, se haya convertido en una distopía huxleyana de contenido dirigido por algoritmos recomendado por corporaciones multinacionales.
Los creativos independientes ya no son descubiertos ni promovidos por la plataforma. Los tiempos en que artistas solitarios grababan vídeos brillantes, extraños y maravillosos en sus dormitorios y áticos y los subían a YouTube han quedado atrás para siempre.
Tras el primer “Adpocalypse”, la eliminación masiva de pequeños canales que no producían “contenido amigable para los anunciantes”, YouTube comenzó en 2017 a promover celebridades. No obstante, las celebridades son lo mejor para el algoritmo de YouTube. Son seguras, son inofensivas y son clickeables.
Ejecutivos de YouTube como Robert Kyncl ni siquiera intentaron esconder su preferencia por Hollywood. En una presentación de 2018 en la ciudad de Nueva York, los YouTubers independientes no se encontraron por ningún lado. En cambio, lo que se mostró fue el YouTube que la empresa quiere que sus anunciantes vean: Ariana Grande en Vevo, Kevin Hart y Demi Lovato y clips de The Tonight Show Starring Jimmy Fallon.
Con el repentino cambio hacia Hollywood, vloggers de estilo de vida como Carrie Crista, que en 2018 tenía menos de 40,000 suscriptores, expresaron cómo se sentía la comunidad: completamente olvidada. “Parece que YouTube ha olvidado quién hizo a la plataforma lo que es”, dijo Crista a PR Week. YouTube “aleja a los creadores de contenido en lugar de invitarlos a una plataforma social que los aliente a ser creativos de una manera que otras plataformas no pueden.“
Por lo tanto, podrías descubrir que estas plataformas no están diseñadas para hacer crecer tu negocio, incluso si pagas por anuncios, sigues todas las reglas y creas contenido siguiendo las normativas.
Y ni siquiera hemos hablado de Google
A primera vista, parece que establecer un sitio web ofrece cierta protección contra estos riesgos. Se puede crear y operar un sitio web en plataformas como WordPress y ejercer control total. Sin embargo, la dependencia indirecta de una sola empresa sigue existiendo, aunque algo oculta.
Los sitios web tienen un potencial de crecimiento limitado. El contenido en video se ha convertido en el medio dominante, eclipsando la palabra escrita en los sitios web. El hecho de que los periódicos en línea dependan de muros de pago o donaciones subraya que la publicidad en línea es una fuente de ingresos insostenible. Además, es de interés para las grandes empresas tecnológicas dirigir la atención de los usuarios desde sitios web controlados por creadores de contenido hacia plataformas que pertenecen a estos gigantes tecnológicos.
Eso se debe a que Google domina el 92% del tráfico de búsqueda
En la actualidad, los creadores de contenido están siempre de alguna manera vinculados a plataformas de Big Tech. Una publicación digital sin estas plataformas se ha vuelto prácticamente inimaginable. Esta situación plantea preocupaciones sobre tendencias monopolísticas. Si, por ejemplo, deseas crear contenido en video, la respuesta clara es YouTube. Aunque existen alternativas como Vimeo, con un alcance de solo 240 millones de espectadores mensuales en comparación con los increíbles 2 mil millones de YouTube, no son comparables.
Además, el tratamiento preferencial de Google en los resultados de búsqueda refuerza el dominio de YouTube en el campo del contenido en video y hace que cambiar a una plataforma alternativa sea un desafío mucho más complicado que migrar un sitio web a un nuevo servicio de alojamiento.
Si el contenido que creas no se ajusta al mainstream, puede ser malinterpretado por los algoritmos, etiquetado erróneamente como discurso de odio, vinculado con etiquetas engañosas o contenido inapropiado, o erróneamente considerado como acoso.
A eso lo llamamos: censura
La naturaleza automatizada de las plataformas de Big Tech se basa en gran medida en algoritmos que tienen dificultades para lidiar con escenarios matizados y pueden no reconocer correctamente las sutilezas de las expresiones humanas.
Alternativamente, los creadores de contenido también pueden ser víctimas de actos de sabotaje, donde los competidores generan tráfico falso en su plataforma, sabiendo que tal comportamiento puede llevar a sanciones. Como se explica en la documentación de soporte de Google, las consecuencias del tráfico no válido pueden ser graves y potencialmente llevar a la suspensión de una cuenta de AdSense, la principal fuente de ingresos para muchos creadores de contenido.
Por lo tanto, la supervivencia del negocio de contenido propio está estrechamente vinculada a la minuciosidad y precisión de la información proporcionada en este único formulario. La falta de un diálogo significativo o un procedimiento de apelación subraya la seriedad de la situación. Algunas plataformas de Big Tech como YouTube parecen seguir una política de tres strikes, pero la aplicación práctica y la efectividad de esta política siguen sin estar claras.
Es notable que los creadores de contenido están en riesgo incluso cuando no hay actividades fraudulentas.
La plataforma que una vez fue el salvaje oeste de la creatividad ha sido domesticada y homogeneizada por intereses comerciales. Por ejemplo, los términos de servicio de YouTube establecen que el acceso o la prestación de ciertos servicios pueden ser restringidos si YouTube ya no se considera “comercialmente viable“.
¿Recuerdas MySpace? Esa fue la plataforma de redes sociales antes de que Facebook la erradicara. Nadie pensó que MySpace moriría, era algo seguro, tal como lo son las redes sociales hoy en día. YouTube e Instagram están llenos de contenido que primero se creó en TikTok, lleno del logotipo de TikTok, y me declaro culpable de haber publicado esos videos incluso en nuestro canal de Telegram.
Entonces, ¿qué puede hacer un creador de contenido? Aquí hay algunas ideas:
Entiende los términos de uso
Los creadores de contenido deben comprender y adherirse a los términos de uso de su plataforma. Por ejemplo, las páginas de Facebook no pueden contener “productos, marcas o patrocinadores de terceros”, y la imagen de portada no debe tener información de contacto o texto excesivo. YouTube tiene directrices similares, al igual que todas las demás. También hay muchas reglas para los concursos. No todas son establecidas por la plataforma y, en general, son bastante razonables y fáciles de seguir.
Sin embargo, ten en cuenta lo que aceptas en términos de derechos de autor y privacidad: todo lo que publiques en Facebook, Instagram y Tik Tok significa que les otorgas una “licencia no exclusiva, transferible, sub licenciable, libre de regalías y mundial para hospedar, utilizar, distribuir, modificar, ejecutar, copiar, representar o mostrar públicamente, traducir y crear obras derivadas de tu contenido”.
Mantente informado
Todas las condiciones cambian, y lo que antes estaba permitido, puede que ya no lo esté hoy. Por eso debes realmente leer los correos de actualización y las notificaciones.
Sigue una estrategia multiplataforma
El problema es que esto es costoso, especialmente para los pequeños proveedores, y que las grandes empresas tecnológicas activamente lo desalientan para dirigir el tráfico solo a su plataforma. Muchos de nosotros hemos notado, por ejemplo, que Facebook parece ocultar los enlaces de YouTube en las páginas… así que algunas personas crean videos cortos solo para Facebook o incrustan videos en un sitio web y los publican.
#ConsejosPRVCY
Si quieres promocionar tu negocio o simplemente crear contenido digital por el arte, aquí tienes 3 medios sociales alternativos que puedes usar:
Rumble
Rumble es una plataforma de video sin censura donde los usuarios pueden cargar sus cortometrajes o videos y crear sus propios canales, al igual que en YouTube. Recientemente, Rumble ha experimentado un auge de creadores de contenido conservadores que han abandonado Twitter y Facebook.
En su modelo de negocio, que paga a los canales, incluidos los pequeños, desde el primer día.
YouTube descentralizado
Existen maneras de descentralizar YouTube, por ejemplo, usamos una cuenta de YouTube para subir contenido, pero fomentamos el uso de la aplicación New Pipe como una fuente de YouTube sin publicidad, podemos crear nuevas formas de difundir y promover contenido. PRVCY tiene un canal de YouTube y utiliza la plataforma para compartir nuestra misión, pero la difusión principal del contenido se produce a través de Telegram.
Aunque Big Tech nos hace creer que no tenemos otras opciones, mira PRVCY: estás leyendo esto y viendo mis videos gracias a Telegram.
No solo es el lugar perfecto, sino que también nos permite crear contenido.
Telegram Foss
Y este último punto me lleva a recomendarte que difundas tu contenido en los canales y grupos de Telegram que permiten a los creadores de contenido construir comunidades comprometidas en torno a su contenido, lo que permite interacciones significativas y retroalimentación.
Pero no la aplicación normal de Telegram, sino la versión FOSS de la comunidad de F-Droid te garantiza que esta versión no tiene sistemas de vigilancia/seguimiento, puertas traseras, ataques, etc., porque F-Droid compila cada aplicación, no el autor. Así que la aplicación refleja exactamente el código fuente conocido.
