Todos somos sospechosos, hasta que demostremos lo contrario
En palabras de la Unión Europea, la difusión de imágenes y vídeos de abuso sexual infantil, que ha aumentado dramáticamente con el desarrollo del mundo digital, permite crear "soluciones" donde el control de todas nuestras actividades digitales es aceptable. Aunque el daño sufrido por las víctimas es infinito y los perpetradores han encontrado nuevas formas a través de servicios digitales para acceder a los niños y a los proveedores de servicios de alojamiento o de comunicación interpersonal y explotarlos, nuestra privacidad e intimidad son un derecho humano fundamental.